Ese día, él subirá al monte de los Olivos que está al oriente de Jerusalén y el monte se abrirá en dos. La mitad de la montaña se moverá al norte y la otra mitad al sur. Ustedes tratarán de huir entre las montañas porque el valle se extenderá cada vez más. Huirán como huyeron del terremoto durante el reinado de Uzías, rey de Judá. Entonces el SEÑOR mi Dios vendrá junto con todos sus santos. (ver Zacarías 14:4-5 PDT)
Ese día, el SEÑOR será el Rey de toda la tierra. El SEÑOR será el único Dios que la gente adorará. (ver Zacarías 14:9 PDT)
Esta profecía, citada en este libro, nos dice que Dios reinará sobre toda la tierra, ¿Cuántos anhelamos esto?
El Señor Jesús, al enseñarnos el Padre nuestro, nos dijo en Mateo 6:10:
Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
Hablando de ese gobierno que en un próximo futuro va a ser establecido por Él en esta tierra; por eso, debemos prepararnos para reinar juntamente con Él, mostrándole al mundo entero que sí puede haber un gobierno justo, de paz y prosperidad bajo los principios de Dios.
El prepararnos implica convertirnos en ciudadanos del reino de los cielos desde ahora; para ello, lo primero es pedirle al Señor que reine sobre nuestras vidas, que tome el control y autoridad sobre nuestro corazón con el poder de su Santo Espíritu que mora en nosotros, para desarrollar el carácter santo que Él quiere que tengamos a su regreso. Recordemos 1 Tesalonicenses 5:23 que dice:
Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.
El imperio de Cristo será un reinado que perdurará hasta la eternidad, cuando sus pies se afirmen y se establezcan sobre el monte de Los Olivos para ejercer dominio sobre todos los pueblos. La figura que presenta el profeta Zacarías es la de un valle protegido, en donde estará asentada la ciudad del gran Rey, quien vendrá con sus santos a gobernar.
Se destaca el monte de Los Olivos porque fue allí donde el Señor Jesús, en su ministerio terrenal, dictó sus enseñanzas sobre las señales finales y de su segunda venida. Marcos 13:3-4 dice:
Y se sentó en el monte de los Olivos, frente al templo. Y Pedro, Jacobo, Juan y Andrés le preguntaron aparte: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas? ¿Y qué señal habrá cuando todas estas cosas hayan de cumplirse?
Comparando la profecía gloriosa de Jehová, descrita por Zacarías, con la segunda venida de Cristo, anunciada por Él, hay una gran similitud; será algo poderoso, donde los habitantes de la tierra notarán la grandeza del Rey que ha de venir y que Pablo reconfirma claramente en 1 Tesalonicenses 3:13 cuando dice:
para que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos.
Debemos entonces afirmar nuestra fe y andar en santidad, con la esperanza de reencontrarnos nuevamente con Jesús en su regreso, para estar siempre con Él. ¡El Rey ya viene, el único Rey sobre toda la tierra!