Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS. (ver Apocalipsis 19:11-13 RVR1960)
Nuestra fe no solo se basa en que Jesucristo vino a morir por nuestros pecados y resucitó victorioso para darnos una vida nueva en Él, sino que también tiene su cimiento en que Él regresará de nuevo a nosotros. Por eso, en los últimos momentos que Jesús pasó con sus discípulos aquí en la tierra, antes de ascender al cielo, les prometió que volvería por todos aquellos que habían creído en Él.
No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. (ver Juan 14:1-2 RVR1960)
Mientras Él vuelve, pasaremos por pruebas y tribulaciones una y otra vez, en este mundo seducido por el pecado y la maldad, por las nuevas ideologías que recorren el planeta engañando y seduciendo a muchos a apartarse del verdadero Dios y aunque es preocupante, no debemos desmotivarnos para seguir cumpliendo el mandato de llevar el evangelio a todas las naciones como dice Marcos 13:10:
Y es necesario que el evangelio sea predicado antes a todas las naciones.
En Apocalipsis se nos narra la culminación del plan de Dios y una vez más se nos dice que sin importar lo que pase, sin importar cuanto se multiplique la maldad o padezcamos en esta tierra, Jesús nuestro Rey volverá por todos lo que hemos creído en Él. Viene porque en la cruz venció al mundo y nos abrió un camino de vuelta al Padre y regresará en toda su gloria y majestad terminando la obra que comenzó en la cruz. Cristo había mandado a sus discípulos que se fijasen en las señales de su advenimiento, y que se alegrasen cuando viesen las pruebas de que se acercaba.
Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca. (ver Lucas 21:28 RVR1960)
También les dijo una parábola:
Mirad la higuera y todos los árboles. Cuando ya brotan, viéndolo, sabéis por vosotros mismos que el verano está ya cerca. Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios. (ver Lucas 21:29-31 RVR1960)
Con su regreso nuestro gozo será completo porque nos mostrará la gloria postrera y estaremos con Él para siempre. Debemos unirnos y prepararnos para recibir a nuestro Rey que viene. Crezcamos en el conocimiento de la verdad y démosle toda la excelencia y la gloria que merece a Aquel que es uno con el Padre. ¡Ánimo, nuestro Rey ya viene!