Menú desplazable

6/recent/ticker-posts

SERIE | ¿Quién soy en Cristo? Parte 1: soy aceptado

¿Sabes quién eres en Cristo? ¿Por qué estás aquí? ¿Es importante para tu vida? La Palabra de Dios revela atributos de nuestro Señor Jesucristo que pueden reflejarse en nosotros una vez que le entregamos nuestras vidas y le recibimos como nuestro Señor y Salvador, comenzando a experimentar así nuestro nuevo nacimiento. Por eso, para poder entender quienes somos, primero debemos conocer a Cristo.

En esta serie de estudio, se presentarán principios básicos en la que la Biblia nos enseña que somos hijos de Dios con una identidad y un propósito único y, que a su vez, nos ayuda a establecernos en nuestra nueva identidad en Cristo. Permitiendo que desarrollemos en nosotros mayor seguridad y confianza de saber quienes somos en Cristo, y mayor libertad porque no tenemos que cumplir con normas o expectativas de los demás para ser querido, aceptado y conociendo en la sociedad.

1. Soy hijo de Dios:

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. (ver Juan 1:12 RVR1960)

Cristo nos dio su naturaleza. Somos nuevas criaturas cuando estamos en Él, «las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas» (ver 2 Corintios 5:17 RVR1960).

Cuando somos bautizados dejamos el pasado atrás, dejando las viejas costumbres y creencias. Nacemos de nuevo y tenemos acceso a la casa del Padre.

De modo que en Cristo, somos una nueva creación y nuestra antigua manera de vivir Dios no la toma en cuenta ya, sino que nos lleva a comenzar una vida nueva y, por la ayuda de su Espíritu Santo, nos enseña y nos guía a cómo vivir una vida sana y productiva en la tierra.

2. Como discípulo, soy amigo de Cristo:

Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer. (ver Juan 15:15 RVR1960)    


3. He sido justificado:

Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. (ver Romanos 5:1 RVR1060)

Una definición breve de justificación es "la acción de hacer a alguien justo ante Dios". La justificación sucede cuando Dios declara que quien ponga su fe en Cristo es justo. En 2 Corintios 5:21 dice, «Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él». Es decir, Jesús se convirtió en nuestro sustituto en la cruz para que nosotros pudiéramos ser hechos "justos" ante Dios. Éramos culpables, pero Dios nos ha declarado justos.

Nuestra justificación nos llega sin reservas, por el precio que pagó Jesús en nuestro lugar.

4. Estoy unido con el Señor, y soy uno con Él en espíritu:

Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él. (ver 1 Corintios 6:17 RVR1960)

En el hebreo, la palabra "ejad" significa "unidad" o "colectividad" algo muy similar a lo que es una familia humana. Aunque los miembros de una familia humana son mas de uno, todos los integrantes tienen un mismo apellido, un mismo parecido y origen común (su padre), y un mismo propósito y objetivo como familia. Lo mismo ocurre en Cristo.

5. He sido comprado por precio y por ello le pertenezco a Dios:

¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. (ver 1 Corintios 6:19-20 RVR1960)

El cristiano no se pertenece a si mismo sino al que lo ha adquirido por precio; el precio de la redención del que se ha entregado a Cristo Jesús es tan grande que esa persona le pertenecerá a Dios totalmente y para siempre. Esas dos verdades son inseparables y tan lógicas como la relación entre causas y consecuencias.

Él nos ha comprado, librándonos de la esclavitud del pecado. Hemos sido liberados por un precio inimaginablemente grande. Somos del Señor porque hemos sido redimidos. ¿Cuál fue el precio pagado por pecadores? El apóstol Pedro nos da la respuesta: «sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros» (ver 1 Pedro 1:18-20 RVR1960)

6. Soy miembro del cuerpo de Cristo:

Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular. (ver 1 Corintios 12:27 RVR1960)

Dios decidió llamar a un pueblo de la descendencia pecaminosa de Adán y unirlo en un cuerpo espiritual llamado "la Iglesia". Probablemente pienses en el edificio en el que adoras a Dios, pienses en su construcción, su púlpito, sus bancas y su plataforma para el coro de adoración. Pero éste es solamente un edificio; no es la iglesia de la cual habla Dios en Su Palabra.

La palabra "iglesia", como se usa en el Nuevo Testamento, quiere decir "una asamblea de llamados". Se refiere a gente, no a un edificio. Habla de creyentes, a los que Dios ha redimido. Por eso, cada persona que ha recibido a Jesucristo como su Señor y Salvador es un miembro del cuerpo de Cristo.

Cristo tiene solamente un cuerpo, del cual Él es la cabeza, y todos los creyentes son miembros de Su único cuerpo.

7. Soy santo:

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él (ver Efesios 1:3-4 RVR1960)

La palabra hebrea que se traduce "santo" proviene de un término que significa "separado". Por eso, lo que es santo se aparta del uso común y se considera sagrado, especialmente debido a su condición limpia y pura.

8. He sido escogido por Dios y adoptado como su hijo:

en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado (ver Efesios 1:5-6 RVR1960)


9. Tengo acceso directo al Señor por medio del Espíritu Santo:

porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. (ver Efesios 2:18 RVR1960)


10. He sido redimido y perdonado de todos mis pecados:

en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados. (ver Colosenses 1:14 RVR1960)

Muchos no hemos entendido lo que realmente quiere decir "el perdón de  pecados" y aunque muchos afirmen y enseñen lo contrario, la realidad es que hemos sido perdonados de todos nuestros pecados: pasados, presentes y futuros. Cuando entendemos esta verdad, somos verdaderamente libres.

Fuimos perdonados cuando Jesús cargó y llevó nuestros pecados, nuestra maldición, nuestro dolor, nuestras enfermedades y cuando el castigo de nuestra paz fue sobre Él. Por tanto, cuando una persona pone su confianza en la obra del Señor, no es perdonada en ese instante, ya fue perdonada hace unos 2.000 años atrás. Jesús en la cruz llevó y quitó el pecado de todo el mundo.

Si crees que tu pecado te puede separar de tu Dios, entonces no has entendido el perdón completo y permanente que Dios nos ha dado. Nada ni nadie nos podrá separar del amor de Cristo, nada ni nadie nos podrá separar de nuestro Dios, hemos sido perdonados de todos nuestros pecados, y cuando pecamos tenemos un abogado que nos defiende: «Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo» (ver 1 Juan 2:1 RVR1960) Pero esto no quiere decirnos que podemos pecar deliberadamente cada vez que queramos.

Dios nos da lo que se denomina como perdón "posicional" o "judicial" al recibir a Su Hijo Jesucristo. Todos los pecados pasados, presentes, y futuros son perdonados sobre bases judiciales, dando a entender que no sufriremos el castigo eterno por nuestros pecados. Sin embargo, aún sufrimos las consecuencias del pecado mientras estamos aquí en la tierra, lo cual nos lleva a preguntarnos: ¿Por qué necesitamos confesar nuestros pecados, si ya han sido perdonados?

Luego está el perdón "familiar" o "relacional" que habla Juan (ver 1 Juan 1:9 RVR1960), como el que hay entre un padre y un hijo. Por ejemplo, si le haces algo malo a tu padre, ya sea porque no estás cumpliendo con sus expectativas o reglas, tu relación se afecta, pero aún eres su hijo. La relación se ve afectada hasta que tú admitas ante tu padre, que hiciste mal y pides perdón. Lo mismo sucede con Dios; nuestra relación con Él se daña, hasta que confesemos nuestro pecado y pedimos perdón. Cuando confesamos nuestro pecado a Dios, la comunión es restaurada. Este es el perdón "relacional".

Vivamos en la verdad y en la realidad de que nuestros pecados han sido perdonados, vivamos en gratitud por lo que Él ha hecho y por lo que Él nos ha dado. Como dijimos anteriormente, nuestros pecados son perdonados en la salvación (perdón posicional o judicial), pero nuestra comunión diaria con el Señor necesita mantenerse en buen estado, lo cual no sucederá si hay un pecado inconfesado en nuestras vidas (perdón relacional). Por lo tanto, necesitamos confesar nuestros pecados en cuanto ocurren, para mantener una correcta relación con Dios.

11. Estoy completo en Cristo:

y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad. (ver Colosenses 2:10 RVR1960)

Si Jesús cura la enfermedad física y hace que la gente esté totalmente curada, entonces eso es precisamente lo que quiere decir el apóstol Pablo en este pasaje cuando él dice: «y vosotros estáis completos en Él»

Así como Jesucristo hizo milagros al sanar, quiso que la gente estuviera totalmente saludable, así también cuando Jesús toca una vida espiritualmente y da salvación, es salvación completa, salvación total. Esa persona espiritualmente está totalmente bien.

Él está tratando de decirles a estas personas: "miren, cuando reciben a Cristo, ustedes son hechos completos." Un hombre es saludable, no necesita más medicina. Usted no necesita nada cuando recibe a Cristo y a su salvación. Usted es hecho completo y ése es su punto.

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. (ver Filipenses 4:13 RVR1960)

Somos preciosos para el creador del universo. Él nos da una nueva naturaleza y un Espíritu Santo dentro de nosotros que nos guía y nos ayuda a crecer. Somos una nueva criatura.