
Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. (mire Juan 8:31-32 RVR1960)
La verdad podemos resumirla en una sola palabra: Jesucristo. La Palabra de Dios es verdad y la palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. (Juan 1:14). Juan da testimonio de él y nos dice que la gracia y la verdad nos fue dada por medio de Jesucristo. Asi que la verdad es la vida de Jesús la cual debe ser manifestada en nosotros.
Y el Verbo (es decir la Palabra) se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y contemplamos su gloria, la gloria que corresponde al Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan dio testimonio de él y a voz en cuello (en voz alta) proclamó: «Este es aquel de quien yo decía: “El que viene después de mí es superior a mí, porque existía antes que yo”». De su plenitud todos recibimos gracia sobre gracia, pues la Ley fue dada por medio de Moisés, mientras que la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo. (mira Juan 1:14-17 NVI)
El mismo Jesús nos dijo:
—Yo soy el camino, la verdad y la vida —contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí. (mira Juan 14:6 NVI)
El contexto en que se da este pasaje de Juan 8:31-32 está vinculado a varias escenas donde Jesús le está hablando y enseñando a un grupo diverso de judíos (entre maestros de la ley y fariseos). Estos maestros y fariseos llevan hasta donde estaba Jesús hablando con el grupo, a una mujer que fue sorprendida en adulterio, alegando que la ley de Moisés ordenaba apedrear a tales mujeres. Y le preguntaron al Señor ¿Tú que dices? ¿Qué opinas tú? pero esto lo hacían para tenderle una trampa, porque como el Señor Jesucristo pregonaba amor, misericordia y justicia, a Él decir algo que fuera contra la ley ellos tendrían con que acusarlo luego. A lo que el Señor le responde de una manera sabia y poderosa:
—Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra. (mira Juan 8:7 NVI)
Debemos imaginarnos las caras de aquellos hombres que ya estaban listos, que estaban preparados para apedrear a aquella mujer cuando el Señor le dice estas palabras: aquel que esté libre de pecado, que tire la primera piedra ¡PLOP! Luego vemos como cada uno de ellos fue tirando las piedras al piso y se fueron marchando uno a uno, simplemente avergonzados.
Entonces Jesús con esto hacía énfasis en la importancia de no juzgar a los demás así como él hizo con aquella mujer al decirle "Tampoco yo te condeno, ahora vete y no vuelvas a pecar" (lea este pasaje en el evangelio según San Juan capítulo 8), además de definirse como la luz del mundo que el Padre envió.
Una vez más Jesús se dirigió a la gente y dijo: —Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida. —Tú te presentas como tu propio testigo —alegaron los fariseos—, así que tu testimonio no es válido. —Aunque yo sea mi propio testigo —respondió Jesús—, mi testimonio es válido, porque sé de dónde he venido y a dónde voy. Pero ustedes no saben de dónde vengo ni a dónde voy. Ustedes juzgan según criterios humanos; yo, en cambio, no juzgo a nadie. Y si lo hago, mis juicios son válidos porque no los emito por mi cuenta, sino en unión con el Padre que me envió. En la Ley de ustedes está escrito que el testimonio de dos personas es válido. Yo soy testigo de mí mismo y el Padre que me envió también da testimonio de mí. Ellos preguntaron: —¿Dónde está tu padre? Jesús respondió: —Ustedes no me conocen a mí ni a mi Padre. Si me conocieran, también conocerían a mi Padre. (mira Juan 8:12-19 NVI)
Muchos de los que estaban presentes en ese lugar comenzaron a creer en lo que está diciendo el Señor Jesucristo, y comenzaron a creer en Él. (Juan 8:30)
Este entonces es el contexto en donde el Señor nos dice que si permanecemos en su palabra conoceremos la verdad y esta verdad nos hará libre. Y fijémonos que las Sagradas Escrituras han sido y siguen siendo clave, y nos dicen que ¡sí existe un Dios y que ese Dios es verdad! Esa es la verdad: no es que las Sagradas Escrituras contiene la verdad, sino que ellas son la verdad.
Y en este pasaje vemos dos claves si permanecemos en la Palabra del Señor:
1. "... serán realmente mis discípulos"
2. "... conocerán la verdad, y la verdad los hará libres"
Hoy día vivimos en un mundo, en un sistema, en una sociedad donde se ha comenzado a dejar de creer que existe una verdad y por ende tampoco existe Dios, y si no existe entonces no hay una verdad que perseguir. Y esto se traduce en tres palabras: un mundo perdido. Porque no hay virtud que buscar, no hay norte que encontrar, no hay un carácter que fomentar y no existen verdades a las que se pueda aspirar.
Y como "no hay" verdad cada uno debe crear su propia verdad, la que más convenga, la que diga que esa es la verdad porque así esa persona lo dice y establece y los demás le creen.
Pero la Biblia nos dice: ¡No! Si existe un orden, si existe una verdad, si existe un camino y se llama: Dios. Y si abrazamos esa verdad Él nos puede guiar.
Porque "el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad" (2 Corintios 3:17). Porque si pudiéramos resumir la voluntad de Dios en una sola palabra sería: libertad; él quiere que todos seamos libres de pecados, de enfermedades, de ataduras, de la pobreza, de la opresión y de toda artimaña del diablo. ¡Esa es la libertad que Jesús vino a darnos!
Pero para obtener esa libertad debemos cumplir unos pasos: tener fe, estar en pie, perseverar y conocer la verdad y creer en ella.
El Señor no tenía ninguna intención de promover falsas esperanzas en el pueblo y lo primero que hizo fue aclarar que la fe solo tiene un valor si se coloca en su palabra, ellos habían creído en Jesús pero creían lo que ellos querían creer. Entonces esa "fe" no sirve de nada, porque en el momento en que Jesús aclaró que la libertad que habia venido a traerles era la libertad de sus pecados, inmediatamente se enfrentaron a Él y quisieron matarle. (lee más sobre esto en Juan 8)
El Señor les explicó que la verdadera fe es perseverante. Fácil es comenzar impulsado por el acaloramiento del momento, pero cuando empiezan a apagarse esas emociones y el diablo comienza a tentar, solo los que de verdad creen y tienen fe perseveran. Y la prueba de una fe autentica se demuestra por la permanencia en la Palabra de Dios, no solamente en saberla sino también en ejercerla en nuestras vidas.
Y lo otro que dio a entender el Señor es que creer en Él implica necesariamente entrar en una relación de discípulo. Y un discípulo verdadero, Jesús dice que significa permanecer en su Palabra, en la verdad revelada en su Palabra, seguir el camino que Él ha mostrado, someterse a ella y hacer de ella la norma de su vida. Pero permanecer va más allá de "haz lo que el Señor dice", permanecer es un estilo de vida que Jesús mismo demostró y enseñó, solo así se puede ser un verdadero discípulo o verdadera discípula de Jesús.
Viendo esto, Jesús está adelantando la presentación de sí mismo como la verdad de Dios y que al conocerlo a Él estaríamos conociendo la verdad. Entonces si la libertad se consigue por medio de la verdad, y si el "Hijo los libertad" como dice Juan 8:36, entonces el hijo (Jesús) efectivamente es la verdad.
¿La verdad nos hará libre de qué?
Esta libertad como mencionamos, se refiere a ser redimidos, a ser liberado del dominio del pecado, de la cautividad y esclavitud de la muerte. Por lo tanto, un discípulo verdadero es una persona libre.
El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas noticias a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos (mira Lucas 4:18 NVI)
Un verdadero discípulo es una persona liberada para vivir una vida de amor hacia afuera, hacia las personas que están a su alrededor, sirviendo a Dios y luchando por la justicia de todos y todas.
Consideraciones en cuanto a lo que significa ser libre en Cristo
1. Es no estar sujeto al yudo de esclavitud: esto es no mantenerse sostenido, amarrado, atado o condenado a una carga que ya Cristo te quitó. (Gálatas 5:1)
2. Es no someterse a prácticas judaizantes:
- Prácticas que hacen inoperante a la persona y obra de Cristo
(Gálatas 5:2; Gálatas 5:19-21)
- Las prácticas legales desligan de Cristo (Gálatas 5:4)
- Las prácticas legales nos derriban de la gracia (Gálatas 5:4)
3. Es vivir por la fe:
- La fe lleva a anhelar la esperanza de la justicia (Gálatas 5:5)
- La fe lleva a obrar por amor (Gálatas 5:6)
4. Es obedecer a la verdad (Gálatas 5:7):
- Esta clase de convicciones y argumentos no vienen del que nos llamó
(Gálatas 5:8)
- Esta clase de enseñanza es levadura que contamina la pureza del evangelio
(Gálatas 5:9)
5. Es no dejarse perturbar por nadie quienquiera que sea (Gálatas 5:10-12)
Motivos para permanecer libres en Cristo
1. Porque en Cristo Jesús lo que vale es la fe que obra por el amor (Gálatas 5:6)
2. Porque a libertad hemos sido llamados (Gálatas 5:13)
3. Porque el que ama cumple con todas las demandas de la ley
(Gálatas 5:14-15 y Romanos 13:8-11)
4. Porque Jesús es el camino, la verdad y la vida (Juan 14:6)
Esta libertad nos debe llevar a vivir en santidad y obediencia a Dios en una limpia y pura comunión con Él, porque al ser liberados y no ser más esclavos del pecado, somos sus hijos y por lo tanto quedamos en la casa del Padre Celestial formando parte de su familia.
Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: « ¡ Abba ! ¡Padre!». El Espíritu mismo asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. (mira Romanos 8:15-17 NVI)
Esta es la verdadera libertad a la que Jesús se refería y que hoy quiere que comiences a buscar: ser verdaderamente libre. ¡Busca la libertad y tu libertador: Cristo Jesús!

