Y si una casa está dividida contra sí misma, tal casa no puede permanecer. (mira Marcos 3:25 RVR1960)

La familia se encuentra en el centro del plan de Dios para la felicidad y el progreso de sus hijos. La Biblia nos enseña que la familia fue establecida por Dios desde el principio, Él creo a los dos primeros habitantes de la tierra: Adán y Eva; y los unió en matrimonio y mandó a que fueran: "fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla" (Génesis 1:28 NVI) y Jesús mostró que esta explicación que da el libro de Génesis sobre el comienzo de la vida familiar es cierta: "Jesús les contestó: ¿No han leído ustedes en la Escritura que el que los creó en el principio, “hombre y mujer los creó”?" (Mateo 19:4-5 DHH94I)

Los problemas y las diferencias familiares no son algo nuevo, a aquellos a quienes debemos amar más, es decir la familia, se convierten en aquellos con quienes peleamos más. Desde el comienzo la Biblia no encubre el pecado y podemos ver algunas series de problemas familiares: empezando por Adán al echarle la culpa a Eva, su esposa (Génesis 3:12 RVR1960). Luego vemos la rivalidad entre hermanos como Caín y Abel, Jacob y Esaú, y en José y sus hermanos. Oseas experimentó problemas matrimoniales. Y en cada uno de estos casos, esas relaciones se dañaron por el pecado.

La familia hace referencia a aquel grupo de personas unidas por el parentesco, que se puede conformar por vínculos consanguíneos o por un vínculo constituido y reconocido legal y socialmente. Y en este punto, podemos decir que la familia no se reduce solamente a nuestro núcleo familiar, sino que la iglesia también es familia porque nuestro vínculo común y quien nos une como hermanos y hermanas en Jesucristo. De modo que la iglesia es y debe ser considerada como una familia que, al igual que todas, tiene sus imperfecciones pero que sigue al frente, unida y con vista al objetivo.

Ciertamente los problemas familiares existen hasta en las mejores familias, y existiendo diferentes tipos de conflictos familiares, que muchas veces pueden ser generados por nosotros mismos, por nuestros conflictos y por lo que puede haber dentro de nosotros. Los conflictos o disputas, ya sea en la familia o iglesia, son un elemento inseparable del hecho de vivir en sociedad, ya que está compuesta por muchos individuos con diversas opiniones y formas de pensar.

Dicha categorización va en base al tipo de relación que existe entre los implicados o en base al conflicto:

1. Según el tipo de relación:

- Conflictos matrimoniales (problemas de comunicación, pérdida de libertad y autonomía, etc).
- Conflictos entre padres, hijos y hermanos (favoritismos, rechazo, maltratos, etc).
- Conflictos congregacionales (protagonismos, desobediencia, falta de sujeción, etc)

2. Según el foco del problema:

- Crisis propias del ciclo vital (asimilación de nuevos roles o acontecimientos)
- Crisis externos (pérdida de empleo, alguna clase de accidente, fallecimiento de un ser querido)
- Crisis estructurales (se repiten y renuevan antiguas crisis o sucesos)
- Crisis de atención

Estos son solo algunos ejemplos de problemas que pueden ser provocados por un sin fin de actores y factores. En esta oportunidad nos centraremos en uno de los mayores actores de estos conflictos: la división.

La palabra división hace referencia a la acción y resultado de dividir o dividirse, separar, partir o repartir, pero también hace referencia al desacuerdo, la discordia o a la enemistad entre personas. Vemos pues que la sociedad está dividida (clases y grupos sociales), la familia, las amistades y hasta la propia iglesia. ¡Sí, la iglesia! Si lo analizamos bien, nos damos cuenta de que la misma iglesia está dividida: iglesias católicas, testigos de Jehová, evangélicas cristianas, entre otras religiones que hoy en día existen en el mundo, a pesar de que dentro de la Biblia no se hace mención especifica a una de ellas sino se hace referencia a la "iglesia".

Incluso en la doctrina cristiana encontramos infinidad de divisiones y dentro de estas denominaciones, donde a su vez hay diferentes lideres con ideas, visiones y perspectivas diferentes, y si vemos a las congregaciones también existen diferencias de pensamientos y formas de hacer las cosas.

Y en este punto surge algo conocido y denominado como facción, que significa "grupo de personas que se separan de un grupo por no estar de acuerdo con sus ideas y se opone a ellas". Las divisiones en las iglesias son un hecho común en el cuerpo de Cristo que causan tristeza y desaliento a los creyentes maduros, y desilusión en los nuevos creyentes, ya que desacreditan el nombre de Cristo.

De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres? Porque diciendo el uno: Yo ciertamente soy de Pablo; y el otro: Yo soy de Apolos, ¿no sois carnales? (mira 1 Corintios 3:1-4 RVR1960)

La iglesia en Corinto, capital de la provincia de Acaya, fundada por Pablo tenia problemas serios y que se repite constantemente en esta carta: la división. Y tanto daño hace la división en el seno de Dios que la Biblia nos da una exhortación a que seamos "solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz" (Efesios 4:3)

Existen muchas iglesias que no se ven como familia y es donde hoy en día vemos muchas divisiones o fracasos en las iglesias. Y esto ocurre porque los pastores dan la espalda al Espíritu Santo o porque no han conocido la verdadera unidad. Pero no son solamente los pastores, las personas que integran la congregación a veces dan la espalda, se excluyen, no se sienten parte o como en familia y dejan de lado este principio y comienza allí esa desunión y se da entrada al espíritu demoniaco de división en nuestras iglesias.

Y la Biblia nos advierte sobre el peligro de caer bajo la influencia de este espíritu:

Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá. (Mateo 12:25 RVR1960)

¿Qué es el espíritu demoniaco de división? Es una fuerza espiritual contraria a la unidad, la armonía y el acuerdo. Siendo uno de los que más ataca a las familias, a las iglesias y a los cristianos.

Mientras dormimos por la noche, el diablo y los demonios no duermen. El está ocupado asignando a sus demonios dándole la instrucción de difundir el espíritu demoniaco de la división. Y esto pasa porque a Satanás no le gusta la unidad en las naciones, las iglesias y las familias, porque él sabe que nos volvemos mucho más fuertes cuando estamos unidos.

Satanás prepara y ordena a sus principales demonios de confianza para que atraviesen naciones, ciudades, hogares e iglesias dispersando el espíritu de división (es importante tener presente que este espíritu es demoniaco). Y muchas veces nos despertamos por la mañana sin saber esto que ha hecho el diablo, y nos paramos de mal humor o con el pie izquierdo -como dice popularmente- y comenzamos a discutir, insultarnos o pelearnos con los demás, sin darnos cuenta que estamos cayendo en su trampa y dándole el gusto a él. Cuando tu veas divisiones dentro de tu familia, dentro de tu iglesia, dentro de tu trabajo y en tu país, entonces sepa que es el efecto del espíritu de la desunión que Satanás sopló sobre estos lugares y nuestro entorno... Porque nuestra ciertamente lucha no es "contra sangre y carne sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes". (Efesios 6:12 RVR1960).

No hace falta entrar en muchos detalles para darnos cuenta que la división es algo que viene directa e inicialmente del diablo, pero que después se retroalimenta de nuestra carnalidad para cumplir y causar su efecto nocivo.

Ahora, la división de la familia y la iglesia puede ocurrir cuando alguien busca manipular a las personas para sus propios fines (para el diablo). Puede ser que haya orgullo en el cumplimiento de las reglas y que aquellos que no las cumplen son maltratados. Puede ser que se haga énfasis en una interpretación de una doctrina no esencial y poco clara y que se utilice como medida para saber quien está incluido y quien está excluido. Puede ser que alguien quiera arrebatar el liderazgo a los pastores y reúna a un grupo de personas para lograr este fin. O por la diferencia de opinión referente al ministerio de adoración y el estilo de la adoración.

Y las excusas para el conflicto son muchas, pero todas derivan en dos cosas: el orgullo y el egoísmo.

¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. (mira Santiago 4:1-3 RVR1960)

Es por ello que es recomendable tener los ojos abiertos en casa, en la iglesia, en el trabajo... Tener los ojos abiertos y seguir la exhortación que se nos hace en Romanos 16:17:

Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos.

¡Apliquemos esto y apartémonos de toda división y vayamos a la unidad en Cristo Jesús!

¿Cómo distinguir un divisor de un autentico defensor de la fe?

Nada fácil pero no imposible, para eso existe un "don de discernimiento de espíritus" (mira 1 Corintios 12:10 DHH94I). Veamos el perfil de un divisor:

  1. No se aparta sino que aparta a los demás señalándoles, excluyéndoles o despreciándoles. Los divisores no buscan reformas o mejoras, buscan escombros.
  2. Intentará robar el corazón de los descontentos y de los ingenuos. (mira Romanos 16:18 RVR1960)
  3. No va de frente ni es constructivo sino que conspira buscando derribar y destruir. Por eso sus críticas serán siempre destructivas. Actuando a través de la conspiración. (mira Jeremías 11:9 e Isaías 54:15 RVR1960)
  4. No busca fortalecer sino debilitar y dominar a la iglesia u organización que critica.
  5. No discute ni debate, solo manda, exige o presiona bajo su máxima suprema de "divide y vencerás".
  6. Miente y calumnia con descaro con tal de lograr sus objetivos.

Hermanos y hermanas es necesario apartarnos de cualquier divisor que haya a nuestro alrededor. Y si es usted mismo quien está bajo la influencia de este espíritu demoniaco váyase a las rodillas, arrepiéntase, pida libertad al Señor y comience a enmendar sus errores. Porque solo hay algo más grave que sufrir una división: provocarla o alentarla.

Dios te ha dado un arma poderosa que destruye el espíritu demoniaco de la división y el espíritu de desunión, y esa arma es la oración. Comience en este día a atar y echar fuera todo espíritu de división y desunión en tu familia, en tu vida, en tu trabajo, en tu país.

Los invitamos a que durante sus oraciones diarias ore por un espíritu de unidad en su familia, lugar de trabajo, en su vida, en su iglesia y en su país. ¡Recuerde que en la unión está la fuerza!.

Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer. (mira 1 Corintios 1:10 RVR1960)